Love stories with a twist #2, The jumping bride
Historias de amor con un giro #2, La novia dispuesta… a brincar del camello.
Hola a todos,
Más que cualquier otra persona en la Biblia, Isaac nos proporciona una analogía y símbolo del Mesías. Antes de considerar la siguiente historia de amor, necesito compartir algo sobre estas analogías y símbolos.
Isaac – el hijo prometido
Hay muchos elementos en la elaboración de un pacto antiguo. Uno de ellos es el intercambio de la posesión más valiosa de los participantes. Podemos decir que lo que está atado o desatado en la tierra está atado o desatado en los cielos, pues determinamos hasta qué grado de la voluntad de Dios se establece en nuestras vidas. De hecho, el cielo puede soltar algunas cosas para nosotros como salvación, pero a menos que queramos lo que se ha desatado, permanece retenido.
Así fue cómo el hijo de la promesa, el hijo de una concepción milagrosa, Isaac, se convirtió en el hijo ofrecido en sacrificio. En Génesis 22, dice que 'probó Dios a Abraham’. En otras palabras, Abraham y el Señor son los 2 haciendo un pacto, por lo que fue el deber de Abraham probar sus intenciones y ofrecer su más preciada posesión – a su hijo. Si lo hacía, el cielo sería desatado para ofrecer a su propio Hijo como un sacrificio. El Señor dice en Génesis 22:16-18, como Abraham ofreció a su hijo, todas las familias de la tierra serían bendecidas... la implicación del regalo de Jesús es clara.
Abraham recibió instrucciones de ir a las montañas de Moriah para ofrecer a Isaac. Una ciudad más tarde se fundó sobre los montes de Moriah, Jerusalén. Y muchos han especulado el lugar de ofrecer a Isaac fue el Gólgota futuro, aunque no sabemos 100% por seguro. Lo que sí sabemos es que el templo de Salomón fue construido en una de las montañas de Moriah (II Crónicas 3:1), por lo que es razonable creer en la tradición judía que el templo de Salomón fue construido en el lugar en que Abraham ofreció a Isaac.
En el judaísmo enseñan que el matorral donde quedó atrapado el carnero representa los pecados de la gente. Usted sabe el resto. Abraham le dijo a su hijo que Dios proveería un cordero, pero en cambio, era un carnero que estaba enredado. Esto revela que Abraham estaba hablando sobre el futuro Cordero de Dios, que se confirma en Hebreos 11:17-19, que dice que Abraham vio a su hijo/Hijo levantado de los muertos “en sentido figurado”. Abraham nombró el lugar 'Adonai Yireh"(Jehová proveerá), que significa 'En el Monte del Señor se verá (la salvación)'. Y Jesús les dijo a los líderes en Juan 8:56 (NTV); "Abraham, el padre de ustedes, se alegró mientras esperaba con ansias mi venida; la vio y se llenó de alegría".
Analogías del Mesías
Isaac era el hijo de la promesa de una concepción milagrosa. Él fue amado por su padre. Voluntariamente entregó su vida, en obediencia a su padre. Isaac recibió a una novia a los 40 años de edad*. Esto demuestra aproximadamente los 4.000 años desde Adán hasta el Mesías que vendría a la tierra a traer a una novia para sí mismo. Isaac tuvo hijos a la edad de 60 años *. Esto demuestra la salvación haca la tierra - los hijos - que sucedería al final de los 6.000 años. *Génesis 25:20, 26
En Génesis 24, Abraham, quien representa a Dios Padre en esta historia de amor, envía a su siervo, Eliezer, quien representa al Espíritu Santo, para encontrar a una novia para Isaac, quien representa a Jesús. La novia, Rebeca, es la iglesia.
Eliezer tomó 10 camellos cargados de regalos para la novia. El número 10 es muy común en la Biblia, que va desde los 10 mandamientos a la parábola de las 10 vírgenes, - y tal vez este '10' encaja mejor aquí. Vemos 10 camellos cargados de regalos para la novia antes de encontrarla, al igual como vemos 10 días transcurridos entre la ascensión de Jesús y el derramamiento del Espíritu Santo y todos Sus dones para nosotros.
Eliezer, el Espíritu Santo, sale del Padre, como el Hijo mira del lado del Padre, para encontrar a una novia para el Hijo - pero Eliezer no quiere a una mujer que sea una novia por coerción o con segundas intenciones. Ella debe QUERER ser la novia del hijo con motivos puros. Ella se estaba guardando para él solamente. Esperando, esperando...
Ella no tenía ni idea que la riqueza de dones en esos 10 camellos era para ella. Sin embargo con entusiasmo encontró a Eliezer y le daba agua – al igual que nosotros tenemos un tiempo con el Espíritu Santo mientras Él trata con nuestro corazón acerca de la salvación – ¿estamos dispuestos o no? ¿Sí o no? Ella tenía tiempo para llegar a conocer a Eliezer como lo servía con el agua, y tenían comunión. De la misma manera, nos encontramos con el Espíritu de Dios, Él trata con nuestro corazón mientras contemplamos la eternidad y hasta qué punto serviremos al Señor...
Ella le servía sin saber lo que tenía para sí misma, así como nosotros, simplemente confiamos. De la misma forma, ella daba de beber a los camellos también. Eliezer, un tipo del Espíritu Santo, observaba el pozo, la fuente de agua de la que regresó una y otra vez y otra vez, y allí tenían comunión. Él la miraba, veía su corazón, veía su amor para servir a los demás. Y ella, sin duda, conversaba con él como sacaba el agua (viva) del pozo…iba y regresaba…y Eliezer llegó a reconocer que ella era la novia para el hijo.
Ella regresaba al pozo una y otra vez mientras Eliezer supervisaba sus acciones. Ella no trabajaba para recibir los regalos que cargaban los camellos, 10 siendo el número de consumación, de anticipación entre la vida de resurrección y el derramamiento... pero su corazón era puro, sólo sirviéndole ya que servir a otros es su propia recompensa.
Una observación interesante es que nombre del hijo, Isaac, significa 'risa', y Rebeca significa 'atar’ o ‘lazar'. Aunque se puede considerar ese nombre con un aspecto negativo, la realidad es que ella voluntariamente se amarraba a sí misma a la risa – a su marido – al igual que por el amor de una unión feliz, nosotros somos siervos del Señor. Nuestra salvación no está en la letra de la ley, sino en la paz y gozo del Espíritu Santo *. Ella estaba atada al Hijo en alegría y paz, una historia verdadera de amor *(Romanos 14:17).
Siervos son personas libres que voluntariamente se atan al maestro. De la misma manera, Rebeca tomó la decisión de convertirse en la novia, sin haber visto al hijo/Hijo. De hecho recibió todos los dones de los 10 camellos al aceptar la invitación de ser la novia de Isaac, como símbolo de un futuro tiempo de ver al hijo. Se nos dice en Efesios 1:13-14 que el Espíritu Santo es simplemente el pago inicial, el depósito de garantía proporcionado como muestra de lo que ha de venir.
Génesis 24:64 nos dice que Rebeca montó los camellos (Espíritu Santo) y se dirigió hacia el hijo, hacia donde vivía el hijo/Hijo. Ella no lo encontró en su casa, pero se vieron de lejos. Fue en ese momento que ella brincó de su camello para correr hacia él. Isaac estaba en un campo cuando primero vio a Rebeca, y fue allí que ella corrió hacia él. En las parábolas de Jesús en Marcos 4, la tierra y los campos representan el corazón de una persona - es donde se encuentra la perla de gran precio, por ejemplo. Es donde la buena semilla de la Palabra de Dios se siembra y crece fuerte. Y allí en el campo de sus corazones se encuentran, y regresan a la casa del Padre, que ahora es el hogar del hijo/Hijo y su/Su novia.
Nos encontramos primero con el Hijo en el campo de nuestro corazón, pero un día seremos llevados por el Espíritu hacia Él (Hijo) en ese campo donde Él trabaja, el campo entre Su casa y nuestro hogar en la tierra. Así como ella fue llevada a la casa del padre del novio, también nos encontraremos con el Hijo en ese 'campo', y seremos llevados a la casa del Padre que ha sido preparada para nosotros.
Ésta es la pregunta para nosotros - ¿estamos tan deseosos de ver al Hijo como la novia? Los camellos - Espíritu Santo – son los medios por los cuales somos llevados al Hijo, pero ella brincó de su camello en su entusiasmo a verlo. Ella entendía que los regalos no eran el objeto de su afecto, era el hijo y ella se centró únicamente en su amor por él/Él.
Debemos ser como Rebeca, con nuestros corazones atados voluntariamente al Hijo. Nos damos cuenta que los dones del Espíritu y todo lo que tenemos en Él no son juguetes ni objetos para divertirnos, ni el objeto de nuestra atención, sólo son una parte de nuestra vida. El Espíritu Santo y todas Sus manifestaciones son los medios por los cuales conocemos más plenamente al Hijo. Sabemos que, independientemente de lo maravilloso que sean las cosas del Espíritu ahora mismo, son nada más que el anticipo por lo que está por venir.
En realidad, como Efesios 2:6-7 dice, nosotros estamos sentados en Cristo en los lugares celestiales para que en las eras por venir (el Padre) se pueda seguir manifestando las riquezas de Su bondad hacia nosotros por medio de Su Hijo... en las edades venideras... Sea la novia.
Tendremos una nueva historia de amor la próxima semana,
Hasta luego, y bendiciones,
John Fenn
cwowi.org y envíeme correo electrónico a [email protected]
Historias de amor con un giro #2, La novia dispuesta… a brincar del camello.
Hola a todos,
Más que cualquier otra persona en la Biblia, Isaac nos proporciona una analogía y símbolo del Mesías. Antes de considerar la siguiente historia de amor, necesito compartir algo sobre estas analogías y símbolos.
Isaac – el hijo prometido
Hay muchos elementos en la elaboración de un pacto antiguo. Uno de ellos es el intercambio de la posesión más valiosa de los participantes. Podemos decir que lo que está atado o desatado en la tierra está atado o desatado en los cielos, pues determinamos hasta qué grado de la voluntad de Dios se establece en nuestras vidas. De hecho, el cielo puede soltar algunas cosas para nosotros como salvación, pero a menos que queramos lo que se ha desatado, permanece retenido.
Así fue cómo el hijo de la promesa, el hijo de una concepción milagrosa, Isaac, se convirtió en el hijo ofrecido en sacrificio. En Génesis 22, dice que 'probó Dios a Abraham’. En otras palabras, Abraham y el Señor son los 2 haciendo un pacto, por lo que fue el deber de Abraham probar sus intenciones y ofrecer su más preciada posesión – a su hijo. Si lo hacía, el cielo sería desatado para ofrecer a su propio Hijo como un sacrificio. El Señor dice en Génesis 22:16-18, como Abraham ofreció a su hijo, todas las familias de la tierra serían bendecidas... la implicación del regalo de Jesús es clara.
Abraham recibió instrucciones de ir a las montañas de Moriah para ofrecer a Isaac. Una ciudad más tarde se fundó sobre los montes de Moriah, Jerusalén. Y muchos han especulado el lugar de ofrecer a Isaac fue el Gólgota futuro, aunque no sabemos 100% por seguro. Lo que sí sabemos es que el templo de Salomón fue construido en una de las montañas de Moriah (II Crónicas 3:1), por lo que es razonable creer en la tradición judía que el templo de Salomón fue construido en el lugar en que Abraham ofreció a Isaac.
En el judaísmo enseñan que el matorral donde quedó atrapado el carnero representa los pecados de la gente. Usted sabe el resto. Abraham le dijo a su hijo que Dios proveería un cordero, pero en cambio, era un carnero que estaba enredado. Esto revela que Abraham estaba hablando sobre el futuro Cordero de Dios, que se confirma en Hebreos 11:17-19, que dice que Abraham vio a su hijo/Hijo levantado de los muertos “en sentido figurado”. Abraham nombró el lugar 'Adonai Yireh"(Jehová proveerá), que significa 'En el Monte del Señor se verá (la salvación)'. Y Jesús les dijo a los líderes en Juan 8:56 (NTV); "Abraham, el padre de ustedes, se alegró mientras esperaba con ansias mi venida; la vio y se llenó de alegría".
Analogías del Mesías
Isaac era el hijo de la promesa de una concepción milagrosa. Él fue amado por su padre. Voluntariamente entregó su vida, en obediencia a su padre. Isaac recibió a una novia a los 40 años de edad*. Esto demuestra aproximadamente los 4.000 años desde Adán hasta el Mesías que vendría a la tierra a traer a una novia para sí mismo. Isaac tuvo hijos a la edad de 60 años *. Esto demuestra la salvación haca la tierra - los hijos - que sucedería al final de los 6.000 años. *Génesis 25:20, 26
En Génesis 24, Abraham, quien representa a Dios Padre en esta historia de amor, envía a su siervo, Eliezer, quien representa al Espíritu Santo, para encontrar a una novia para Isaac, quien representa a Jesús. La novia, Rebeca, es la iglesia.
Eliezer tomó 10 camellos cargados de regalos para la novia. El número 10 es muy común en la Biblia, que va desde los 10 mandamientos a la parábola de las 10 vírgenes, - y tal vez este '10' encaja mejor aquí. Vemos 10 camellos cargados de regalos para la novia antes de encontrarla, al igual como vemos 10 días transcurridos entre la ascensión de Jesús y el derramamiento del Espíritu Santo y todos Sus dones para nosotros.
Eliezer, el Espíritu Santo, sale del Padre, como el Hijo mira del lado del Padre, para encontrar a una novia para el Hijo - pero Eliezer no quiere a una mujer que sea una novia por coerción o con segundas intenciones. Ella debe QUERER ser la novia del hijo con motivos puros. Ella se estaba guardando para él solamente. Esperando, esperando...
Ella no tenía ni idea que la riqueza de dones en esos 10 camellos era para ella. Sin embargo con entusiasmo encontró a Eliezer y le daba agua – al igual que nosotros tenemos un tiempo con el Espíritu Santo mientras Él trata con nuestro corazón acerca de la salvación – ¿estamos dispuestos o no? ¿Sí o no? Ella tenía tiempo para llegar a conocer a Eliezer como lo servía con el agua, y tenían comunión. De la misma manera, nos encontramos con el Espíritu de Dios, Él trata con nuestro corazón mientras contemplamos la eternidad y hasta qué punto serviremos al Señor...
Ella le servía sin saber lo que tenía para sí misma, así como nosotros, simplemente confiamos. De la misma forma, ella daba de beber a los camellos también. Eliezer, un tipo del Espíritu Santo, observaba el pozo, la fuente de agua de la que regresó una y otra vez y otra vez, y allí tenían comunión. Él la miraba, veía su corazón, veía su amor para servir a los demás. Y ella, sin duda, conversaba con él como sacaba el agua (viva) del pozo…iba y regresaba…y Eliezer llegó a reconocer que ella era la novia para el hijo.
Ella regresaba al pozo una y otra vez mientras Eliezer supervisaba sus acciones. Ella no trabajaba para recibir los regalos que cargaban los camellos, 10 siendo el número de consumación, de anticipación entre la vida de resurrección y el derramamiento... pero su corazón era puro, sólo sirviéndole ya que servir a otros es su propia recompensa.
Una observación interesante es que nombre del hijo, Isaac, significa 'risa', y Rebeca significa 'atar’ o ‘lazar'. Aunque se puede considerar ese nombre con un aspecto negativo, la realidad es que ella voluntariamente se amarraba a sí misma a la risa – a su marido – al igual que por el amor de una unión feliz, nosotros somos siervos del Señor. Nuestra salvación no está en la letra de la ley, sino en la paz y gozo del Espíritu Santo *. Ella estaba atada al Hijo en alegría y paz, una historia verdadera de amor *(Romanos 14:17).
Siervos son personas libres que voluntariamente se atan al maestro. De la misma manera, Rebeca tomó la decisión de convertirse en la novia, sin haber visto al hijo/Hijo. De hecho recibió todos los dones de los 10 camellos al aceptar la invitación de ser la novia de Isaac, como símbolo de un futuro tiempo de ver al hijo. Se nos dice en Efesios 1:13-14 que el Espíritu Santo es simplemente el pago inicial, el depósito de garantía proporcionado como muestra de lo que ha de venir.
Génesis 24:64 nos dice que Rebeca montó los camellos (Espíritu Santo) y se dirigió hacia el hijo, hacia donde vivía el hijo/Hijo. Ella no lo encontró en su casa, pero se vieron de lejos. Fue en ese momento que ella brincó de su camello para correr hacia él. Isaac estaba en un campo cuando primero vio a Rebeca, y fue allí que ella corrió hacia él. En las parábolas de Jesús en Marcos 4, la tierra y los campos representan el corazón de una persona - es donde se encuentra la perla de gran precio, por ejemplo. Es donde la buena semilla de la Palabra de Dios se siembra y crece fuerte. Y allí en el campo de sus corazones se encuentran, y regresan a la casa del Padre, que ahora es el hogar del hijo/Hijo y su/Su novia.
Nos encontramos primero con el Hijo en el campo de nuestro corazón, pero un día seremos llevados por el Espíritu hacia Él (Hijo) en ese campo donde Él trabaja, el campo entre Su casa y nuestro hogar en la tierra. Así como ella fue llevada a la casa del padre del novio, también nos encontraremos con el Hijo en ese 'campo', y seremos llevados a la casa del Padre que ha sido preparada para nosotros.
Ésta es la pregunta para nosotros - ¿estamos tan deseosos de ver al Hijo como la novia? Los camellos - Espíritu Santo – son los medios por los cuales somos llevados al Hijo, pero ella brincó de su camello en su entusiasmo a verlo. Ella entendía que los regalos no eran el objeto de su afecto, era el hijo y ella se centró únicamente en su amor por él/Él.
Debemos ser como Rebeca, con nuestros corazones atados voluntariamente al Hijo. Nos damos cuenta que los dones del Espíritu y todo lo que tenemos en Él no son juguetes ni objetos para divertirnos, ni el objeto de nuestra atención, sólo son una parte de nuestra vida. El Espíritu Santo y todas Sus manifestaciones son los medios por los cuales conocemos más plenamente al Hijo. Sabemos que, independientemente de lo maravilloso que sean las cosas del Espíritu ahora mismo, son nada más que el anticipo por lo que está por venir.
En realidad, como Efesios 2:6-7 dice, nosotros estamos sentados en Cristo en los lugares celestiales para que en las eras por venir (el Padre) se pueda seguir manifestando las riquezas de Su bondad hacia nosotros por medio de Su Hijo... en las edades venideras... Sea la novia.
Tendremos una nueva historia de amor la próxima semana,
Hasta luego, y bendiciones,
John Fenn
cwowi.org y envíeme correo electrónico a [email protected]