Hola Todos,
"Un día abrí la puerta para encontrar un perro extraño con nuestro periódico diario en su boca. Encantado por este servicio de entrega inesperada, le di un premio. La mañana siguiente estaba horrorizado al ver el mismo perro moviendo la cola, sentado allí rodeado de 8 periódicos. Pasé el resto de la mañana regresándolos a sus dueños." Historia de la revista Selecciones.
La religión tiende a pensar como ese perro. Asume que Dios está detrás de una puerta grande, y que nos recompensará con una respuesta predecible a algo específico que hacemos, así ganándonos oración contestada, sanación, ese trabajo para el que entrevistamos, la venta finalizada, etc. Entonces igual que el perro, cuando no viene la recompensa, pensamos que debimos haber hecho algo mal. Tuvimos buenas intenciones, nos sentimos confundidos tratando de averiguar lo que Dios quiere. Agreguemos una ración colmada de condenación, y actuamos como ese perro agachando en temor. Estamos convencidos que hicimos algo mal, pero ni tenemos idea de lo que era.
Pasos para convertirse en un creyente no legalista
No somos ese perro. Dios no es la persona detrás de la puerta grande de quien pedimos regalos y favores.
Lo primero y más grande a recordar es que Cristo ya está en nuestro interior, y no hay nada que podamos hacer para mejorar la realidad. Esta verdad realmente debe formar parte de nuestra primera naturaleza, darse cuenta de que Dios no está 'por ahí', sino 'adentro', en nuestro espíritu. Ya murió y se levantó por nosotros, y nos hizo nacer de nuevo por su Espíritu; -¡no podemos traer suficientes ‘periódicos espirituales' para mejorar nuestra posición en Cristo quien está en nuestra persona, ni le podemos impresionar más allá de lo que Él ya piensa de nosotros!
Dios piensa tan altamente de nosotros que nos dio a su único Hijo, Cristo Jesús - y más allá de eso, ha decidido vivir dentro de nosotros. Nos quiere mucho, aun hasta ese punto. No se puede hacer nada para ganar más de su amor o favor. La gracia es totalmente dependiente del dador de esa gracia, y eso significa que Él nos ama y ofreció el sacrificio por nosotros, y no hay ni una sola cosa que podamos hacer al respecto – Dios se encarga de todo ese amor por nosotros, pues nacemos de Él, y tenemos sus dones y sus rasgos de personalidad como parte de nuestro ser.
Si esto es cierto... y sí, lo es, significa que Padre Dios está más allá de ser manipulado. No podemos hacer nada para forzarlo a no amarnos, y no podemos hacer nada para forzarlo a amarnos más. Él es amor – simplemente es así.
Eso lo hace impredecible en muchos aspectos, o así parece con nuestro entendimiento limitado. No siempre sabemos lo que tiene en mente. También no podemos comprar oración contestada, no podemos impresionarlo por hacer determinadas obras, no podemos ofrecerle nada para corromperlo a fin de manipular las cosas a nuestro gusto más allá de lo que alguien más necesita. Él es Dios, y sólo Él es soberano.
De la misma manera en que yo conocía a mi abuelo y sabía lo que le gustaba y lo que no le gustaba, él era para mí impredecible en muchas situaciones, y sin duda estaba más allá de la manipulación. Era mi abuelo, y sus caminos fueron rígidos. Lo que traté de hacer como niño era estar con mi abuelo para llegar a conocerlo lo mejor posible y aprender sus caminos y pensamientos.
Era doctor de ojo, oído, nariz y garganta en la década de los 60. Cuando yo era niño, después de la cena de domingo en la casa de mi abuelo, me llevaba al hospital para visitar a sus pacientes. Cada paciente era diferente, cada uno tenía una dolencia diferente, y no había manera en que yo pudiera saber qué haría mi abuelo en cada parada en sus rondas.
Pero yo conocí a mi abuelo, conocía su carácter, su conducto, su corazón, porque había pasado mucho tiempo con él. Por lo tanto, aunque yo sabía que él era impredecible en exactamente cómo trataría a cada paciente, también conocía el amor, la intención y la manera de ser de mi abuelo. Sabía que, sea lo que sea la solución para cada uno, fluiría de las cosas buenas de su corazón. Nuestro Padre Celestial es así también. Es impredecible, pero a la vez, totalmente predecible.
No podemos comenzar el día en el pecado y después convertir el día en paz y comunión
Nuestro hombre espiritual nunca duerme, está en constante comunión con Cristo, y es uno con Cristo en nuestro interior. No abrimos los ojos por la mañana con la culpa inmediata de un pecador. Abrimos los ojos para reconocer una vez más, que Cristo está adentro. Todavía estamos en comunión con Dios Todopoderoso y lo conocemos a Él.
Sólo levantarnos de la cama o prepararnos para el día no es pecado. Tampoco es pecado los pensamientos necesarios y las conversaciones acerca de nuestro día. Desayunar no es pecado. Ser humano no es pecado. El pecado es una ofensa contra Dios. No lo ofendemos por cumplir nuestra rutina. El legalismo nos hace enfocarnos en nosotros mismos, dudamos continuamente, nos preocupa que quizás hayamos ofendido a Dios, o que hayamos hecho algo mal. Si es que realmente pecamos, Él es bien capaz de dejarnos saberlo en nuestro espíritu...más al respecto en la próxima semana porque...
Se me acabó el tiempo para hoy. “Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos!” 1 Juan 3:1 ¡Ciertamente gracia asombrosa!
John Fenn
www.cwowi.org y envíeme un correo electrónico a [email protected]
"Un día abrí la puerta para encontrar un perro extraño con nuestro periódico diario en su boca. Encantado por este servicio de entrega inesperada, le di un premio. La mañana siguiente estaba horrorizado al ver el mismo perro moviendo la cola, sentado allí rodeado de 8 periódicos. Pasé el resto de la mañana regresándolos a sus dueños." Historia de la revista Selecciones.
La religión tiende a pensar como ese perro. Asume que Dios está detrás de una puerta grande, y que nos recompensará con una respuesta predecible a algo específico que hacemos, así ganándonos oración contestada, sanación, ese trabajo para el que entrevistamos, la venta finalizada, etc. Entonces igual que el perro, cuando no viene la recompensa, pensamos que debimos haber hecho algo mal. Tuvimos buenas intenciones, nos sentimos confundidos tratando de averiguar lo que Dios quiere. Agreguemos una ración colmada de condenación, y actuamos como ese perro agachando en temor. Estamos convencidos que hicimos algo mal, pero ni tenemos idea de lo que era.
Pasos para convertirse en un creyente no legalista
No somos ese perro. Dios no es la persona detrás de la puerta grande de quien pedimos regalos y favores.
Lo primero y más grande a recordar es que Cristo ya está en nuestro interior, y no hay nada que podamos hacer para mejorar la realidad. Esta verdad realmente debe formar parte de nuestra primera naturaleza, darse cuenta de que Dios no está 'por ahí', sino 'adentro', en nuestro espíritu. Ya murió y se levantó por nosotros, y nos hizo nacer de nuevo por su Espíritu; -¡no podemos traer suficientes ‘periódicos espirituales' para mejorar nuestra posición en Cristo quien está en nuestra persona, ni le podemos impresionar más allá de lo que Él ya piensa de nosotros!
Dios piensa tan altamente de nosotros que nos dio a su único Hijo, Cristo Jesús - y más allá de eso, ha decidido vivir dentro de nosotros. Nos quiere mucho, aun hasta ese punto. No se puede hacer nada para ganar más de su amor o favor. La gracia es totalmente dependiente del dador de esa gracia, y eso significa que Él nos ama y ofreció el sacrificio por nosotros, y no hay ni una sola cosa que podamos hacer al respecto – Dios se encarga de todo ese amor por nosotros, pues nacemos de Él, y tenemos sus dones y sus rasgos de personalidad como parte de nuestro ser.
Si esto es cierto... y sí, lo es, significa que Padre Dios está más allá de ser manipulado. No podemos hacer nada para forzarlo a no amarnos, y no podemos hacer nada para forzarlo a amarnos más. Él es amor – simplemente es así.
Eso lo hace impredecible en muchos aspectos, o así parece con nuestro entendimiento limitado. No siempre sabemos lo que tiene en mente. También no podemos comprar oración contestada, no podemos impresionarlo por hacer determinadas obras, no podemos ofrecerle nada para corromperlo a fin de manipular las cosas a nuestro gusto más allá de lo que alguien más necesita. Él es Dios, y sólo Él es soberano.
De la misma manera en que yo conocía a mi abuelo y sabía lo que le gustaba y lo que no le gustaba, él era para mí impredecible en muchas situaciones, y sin duda estaba más allá de la manipulación. Era mi abuelo, y sus caminos fueron rígidos. Lo que traté de hacer como niño era estar con mi abuelo para llegar a conocerlo lo mejor posible y aprender sus caminos y pensamientos.
Era doctor de ojo, oído, nariz y garganta en la década de los 60. Cuando yo era niño, después de la cena de domingo en la casa de mi abuelo, me llevaba al hospital para visitar a sus pacientes. Cada paciente era diferente, cada uno tenía una dolencia diferente, y no había manera en que yo pudiera saber qué haría mi abuelo en cada parada en sus rondas.
Pero yo conocí a mi abuelo, conocía su carácter, su conducto, su corazón, porque había pasado mucho tiempo con él. Por lo tanto, aunque yo sabía que él era impredecible en exactamente cómo trataría a cada paciente, también conocía el amor, la intención y la manera de ser de mi abuelo. Sabía que, sea lo que sea la solución para cada uno, fluiría de las cosas buenas de su corazón. Nuestro Padre Celestial es así también. Es impredecible, pero a la vez, totalmente predecible.
No podemos comenzar el día en el pecado y después convertir el día en paz y comunión
Nuestro hombre espiritual nunca duerme, está en constante comunión con Cristo, y es uno con Cristo en nuestro interior. No abrimos los ojos por la mañana con la culpa inmediata de un pecador. Abrimos los ojos para reconocer una vez más, que Cristo está adentro. Todavía estamos en comunión con Dios Todopoderoso y lo conocemos a Él.
Sólo levantarnos de la cama o prepararnos para el día no es pecado. Tampoco es pecado los pensamientos necesarios y las conversaciones acerca de nuestro día. Desayunar no es pecado. Ser humano no es pecado. El pecado es una ofensa contra Dios. No lo ofendemos por cumplir nuestra rutina. El legalismo nos hace enfocarnos en nosotros mismos, dudamos continuamente, nos preocupa que quizás hayamos ofendido a Dios, o que hayamos hecho algo mal. Si es que realmente pecamos, Él es bien capaz de dejarnos saberlo en nuestro espíritu...más al respecto en la próxima semana porque...
Se me acabó el tiempo para hoy. “Miren con cuánto amor nos ama nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos!” 1 Juan 3:1 ¡Ciertamente gracia asombrosa!
John Fenn
www.cwowi.org y envíeme un correo electrónico a [email protected]